Para mí es motivo de gran alegría estar presente aquí, en la ciudad del "poverello", el hombre de Asís pobre y santo que nos ha dejado, además de muchas otras cosas, una hermosa oración: "Señor, haz que sea instrumento de tu paz".
Una de las mejores maneras de fomentar la paz es ir a encontrar al otro con un corazón abierto, con el amor y el deseo de comprenderlo. Si no intentamos ir a encontrarnos mutuamente, nos quedaremos cerrados en nuestros pequeños mundos, presos de nuestros prejuicios y de nuestras incomprensiones. Por eso hace treinta años el gran papa Juan Pablo II nos enseñó el camino, invitando a todos los líderes religiosos a reunirnos para orar por la paz en esta ciudad de paz.
Me alegra decir que en el país del que provengo, Pakistán, la idea de diálogo islamo-cristiano ha ganado terreno en los últimos años. A pesar de los ataques de los grupos extremistas, como los talibanes y el Estado Islámico –con su interpretación distorsionada del islam– musulmanes y cristianos han llegado a comprender que ese no es el verdadero rostro del islam. Nuestro Gobierno, con la ayuda del ejército, persigue a los grupos terroristtas y está destruyendo sus escondites.
Me alegra poder decir que muchas otras iniciativas de fomento del diálogo islamo-cristiano han nacido en los últimos años especialmente entre las ONG. También el Gobierno de Pakistán, a través de su Ministerio de Asuntos Religiosos, ha empezado a utilizar la expresión "diálogo interreligioso" y a alentar tales interacciones. El mes pasado, una delegación de la Jamat-e-Islami, el principal partido político islámico de Pakistán, vino a verme a Karachi. Vinieron para manifestar su agradecimiento y su reconocimiento por lo que el papa Francisco dijo el 31 de julio en el vuelo de retorno de Polonia. En respuesta a la pregunta de un periodista, decía: "Yo no hablo de violencia islámica porque... Yo creo que no es justo identificar el islam con la violencia. No es justo y no es cierto...". La delegación musulmana elogiaba al Papa que decía aquellas palabras, provenientes de un líder religioso mundial como el papa Francisco, y que tienen una gran importancia para disipar las incomprensiones sobre el islam y que preparan el terreno para el diálogo y la comprensión.
Este reconocimiento proveniente de un partido político islámico tan importante sin duda es alentador. Nos dan esperanza y abren la puerta a un mayor diálogo y a una mayor comprensión con el islam. Sin duda quedan dificultades en el camino del diálogo.
La mayor parte de musulmanes perciben el mundo occidental (Europa y EEUU) como un producto de los países cristianos. Por tanto, todo lo que hacen esos países se ve como algo que hacen los cristianos. Por eso, el ataque contra Iraq tras el ataque de Afganistán se percibieron como un ataque de los cristianos contra los países musulmanes. Por ese motivo muchos imanes musulmanes predican afirmando que las cruzadas nunca han terminado; dicen que hoy continúan con formas distintas. Por ejemplo, las fuerzas de la OTAN en Afganistán son consideradas muchas veces como "cruzadas". A eso hay que sumarle que muchos países musulmanes estuvieron bajo poderes coloniales occidentales después de la Segunda Guerra Mundial. Así pues, por desgracia, los cristianos de aquellos países son considerados como personas con conexiones con Occidente o aún peor, como personas influenciadas por poderes coloniales anteriores.
Otra dificultad es que, a diferencia de la Iglesia católica, el islam no tiene una estructura jerárquica, no existe una autoridad central en el islam. Si bien los grandes centros de la cultura islámica, como la Universidad de Al-Azhar de El Cairo o el gran imán de un país, tienen una gran autoridad y son respetados, sus afirmaciones no son vinculantes para todos los musulmanes del mundo. Eso hace que queden muchos grupos islámicos fanáticos y extremistas, que se quedan anclados en una percepción según la cual el mundo occidental es cristiano y está continuando las cruzadas; por tanto, es necesaria la yihad. Por tanto, no se ve la necesidad del diálogo. Todas las influencias occidentales, incluso la democracia, son sin duda opuestas o contrarias, o adversarias del islam.
Si esa idea negativa que difunde odio no es neutralizada, o al menos mitigada, será un gran obstáculo para el diálogo y la comprensión entre el islam y la cristiandad.
Otro punto que crea problemas para entrar en un espíritu de diálogo es el concepto islámico de yihad o guerra santa. Muchos estudiantes musulmanes interpretan la yihad como una lucha moral y espiritual contra todo mal, mientras que otros todavía la consideran una guerra que hay que emprender contra los enemigos del islamo que ven en el mundo de hoy. En Pakistán hay un grupo de islámicos que insisten en que los escolares musulmanes deben recibir formación sobre la yihad para ser más fuertes y para convertirse en guerreros de la fe. Es más importante la da'wa que el diálogo con las otras religiones. No hay lugar para el diálogo. La Da'wa es el deber de todo musulmán de invitar a otro a aceptar la fe.
Yo digo estas cosas con el respeto que merecen mis muchos amigos musulmanes que no se sienten ligados a estas ideas y que las han superado en una concepción del islam como religión de paz y de fraternidad con toda la humanidad. Ese es el pensamiento de nuestros grandes santos y poetas sufíes, místicos musulmanes cuya predicación se basa en el amor, la paz y la fraternidad.
Los días de las cruzadas quedan muy lejos. En el mundo de hoy, la enseñanza oficial de la Iglesia es bien clara sobre cómo tenemos que comportarnos en nuestro tiempo. El documento del Vaticano II, Nostra Aetate nº 3, dice: "La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes... Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres."
En Pakistán se creó hace más de cincuenta años un centro de estudios cristianos para fomentar la comprensión y el diálogo entre musulmanes y cristianos. Dicho centro organiza encuentros interreligiosos y alienta investigaciones y estudios en este campo. Tiene un periódico trimestral titulado Al Mushir y los estudiantes investigadores pueden utilizar la biblioteca y estar en el centro para realizar sus investigaciones.
El papa Juan Pablo II, seguido del papa Benedicto XVI y ahora del papa Francisco nos han mostrado el camino a seguir. Es el camino de Jesucristo que dijo: "Dichosos son los que trabajan por la paz...". Escuchemos la voz de san Francisco que oraba así: "Señor, haz de mí un instrumento de tu paz". Decidimos ser, inshalá, instrumentos de paz y de amor. Alhamdolillah!!