Muy buenas tardes.
Mi nombre es Nakata y vengo en representación de Tenrikyo.
Antes que nada, me siento agradecido por haber recibido la invitación para este encuentro y por la oportunidad de dirigirles unas palabras a todos ustedes.
Pues bien, el tema que se nos ha planteado en esta oportunidad es: «¿El siglo de Asia? El papel de las religiones». ¿Y a qué nos referimos con «siglo de Asia»? ¿Será que este siglo XXI, tendrá a los países asiáticos como protagonistas? En otras palabras, ¿significará que este siglo se moverá impulsado por nosotros? El que sea una frase interrogativa tal vez quiera decir que esto sea todavía algo cuestionable.
A decir verdad, aunque yo sea japonés, no sé mucho acerca de los demás países asiáticos. Casi todos mis conocimientos se basan en Wikipedia. Por lo tanto, tal vez no haya mucha diferencia con los conocimientos que ustedes tienen sobre Asia. Y teniendo en cuenta que yo no domino muy bien el ordenador y las redes sociales, es probable que ustedes sepan más acerca de Asia o incluso de Japón.
En todo caso, sin centrarnos exclusivamente en este «siglo de Asia», actualmente vivimos en una sociedad globalizada. Sin importar el lugar y la hora, basta con que tengamos un teléfono inteligente para obtener todo tipo de información, e incluso podemos enviar al mundo entero una gran variedad de esta. Se dice que nos encontramos en la «Cuarta Revolución Industrial», en la cual la inteligencia artificial y los robots irán cambiando la industria.
Como es de su conocimiento, en el siglo XVIII se impulsa en Gran Bretaña la Primera Revolución Industrial con el desarrollo de la mecanización utilizando la fuerza del «vapor». En el siglo XIX, teniendo a los Estados Unidos y Alemania como promotores, se dio la Segunda Revolución Industrial en la que fue posible la producción en masa por medio de la «electricidad» y el «petróleo». Y más recientemente, en el siglo XX, con la aparición de los «ordenadores» se dio la Tercera Revolución Industrial en la cual se desarrolló la automatización. Y actualmente, en la Cuarta Revolución Industrial, a través del internet de las cosas, diversos aparatos interconectados por medio del internet son controlados por la inteligencia artificial. Ya hemos llegado a esta era. Hasta ahora, por más que hayasen avanzado la mecanización y la automatización, nosotros las personas éramos quienes regulábamos y controlábamos a esas máquinas. Pero a partir de ahora, se dice que la inteligencia artificial controlará autónomamente dichas máquinas en reemplazo de las personas. Incluso eso ya se está dando en distintos campos.
Desde hace unos 20 años se vienen filmando películas acerca de la «inteligencia artificial», pero creo que ya falta muy poco para que esas películas se hagan realidad. Incluso en Japón ya están circulando coches autónomos y en las noticias dicen que se están desarrollando coches voladores que en pocos años serán una realidad.
Sin embargo, según cálculos realizados hace unos años, para el año 2030 el mercado interno japonés relacionado con esta inteligencia artificial superará los 86 billones de yenes (unos 803 mil millones de dólares / 727 mil 700 millones de euros). Y según estimaciones del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón, existe la posibilidad de que 1 millón 360 mil trabajadores del campo de la gestión y planificación de productos pierda su empleo, 2 millones 620 mil, en el campo de la fabricación y el abastecimiento, y 1 millón 450 mil, en puestos de supervisión. Y esta tendencia no creo que sea exclusiva de Japón. En mayor o menor medida, muchos países sufrirán este mismo impacto.
Así, las personas sentirán insatisfacción y estrés, y emocionalmente estarán agotadas viviendo en una sociedad como esa. En la misma proporción en que el trabajo de las personas se verá facilitado por la automatización, las personas dejarán de ser necesarias, convitiéndose así en una sociedad contradictoria.
Desde fuera, Japón se ve como un país que ha crecido mucho desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta convertirse en un país desarrollado. Pero si nos fijamos en su realidad, podemos encontrar que tiene muchos problemas. A pesar de ser un país rico tanto cultural como económicamente, el número de suicidios es sumamente alto. Aunque esta sigue una tendencia decreciente desde hace unos años, al año, todavía unas 20 mil personas terminan ellos mismos con su vida. Esto quiere decir que en un día son 55 personas, es decir, 2 personas cada hora. En este preciso momento, en algún lugar de Japón hay alguien que siente que debe terminar con su vida porque padece emocionalmente y sufre.
En una sociedad como esta, ¿cuál vendría a ser el papel que debemos cumplir nosotros los religiosos? Podemos decir que desde la antigüedad el papel de las religiones y de nosotros los religiosos es ser un lugar de apoyo espiritual para las personas. En otras palabras, creo que debemos ser un lugar, una existencia que ayude a sanar el corazón de las personas que viven agobiadas dentro de esta sociedad.
La fundadora de Tenrikyo, Miki Nakayama, nos enseñó que Dios creó este mundo y a los seres humanos por su voluntad de disfrutar junto con nosotros viéndonos vivir alegres y felices mientras nos ayudamos mutuamente, y que incluso ahora nos concede sus providencias para que podamos hacerlo realidad. El que nosotros los seres humanos deseemos llevar una vida alegre y agradable se debe a que existe esa voluntad de Dios al momento de la creación de los seres humanos.
Lo importante aquí es que esta «Vida Plena de Alegría y Felicidad» que Dios desea que alcancemos no es solo para que uno mismo ni para que un grupo reducido de personas viva alegremente. Como tenemos el requisito de que sea «ayudándonos mutuamente», la Vida Plena de Alegría y Felicidad consiste en que todos los seres humanos vivamos con alegría. Y para que podamos lograr la «Vida Plena de Alegría y Felicidad», Dios nos presta nuestros cuerpos. Se nos enseña que esta cabeza, los ojos, los oídos, la boca, la nariz, los brazos y las piernas, así como los huesos y órganos internos, incluso la sangre, todo es un préstamo de Dios. Y también se nos enseña que solo el corazón es propio, por lo que se nos permite usarlo libremente. La naturaleza humana consiste en alcanzar la Vida Plena de Alegría y Felicidad utilizando este cuerpo que recibimos prestado con el corazón que podemos usar libremente.
Ahora bien, ustedes, ¿cuándo pedirían prestado un bolígrafo? Así es, cuando queremos escribir algo pero no tenemos uno a la mano. Para eso pedimos prestado el bolígrafo. El bolígrafo fue hecho para escribir. Si por ejemplo, como no tenemos un martillo utilizáramos este bolígrafo para clavar un clavo o si lo usáramos para comer porque no tenemos un tenedor, seguramente el bolígrafo se dañaría o se rompería. Aun más, ¿qué sensación tendría la persona que nos lo prestó si lo utilizáramos de este modo?
Como nuestro cuerpo también ha sido creado por Dios y nos lo da en préstamo, nosotros debemos reflexionar por qué Dios nos creó a los seres humanos y nos da prestado este cuerpo. Como ya les mencioné, es para que podamos hacer realidad aquí mismo el mundo de la Vida Plena de Alegría y Felicidad. Por lo tanto, aunque el corazón podemos utilizarlo libremente, inevitablemente llegaremos a comprender con qué corazón debemos utilizar este cuerpo.
Si usamos este cuerpo con un pensamiento egocéntrico o con un corazón que no piensa en las molestias que causamos a nuestro alrededor, estaremos utilizándolo de una manera alejada de la Vida Plena de Alegría y Felicidad que desea Dios; estaremos dándole un uso distinto al original. Es por eso que aparecen el dolor y las heridas en el cuerpo que recibimos prestado, así como a nuestro alrededor. Son las enfermedades y los problemas circunstanciales.
La fundadora de Tenrikyo nos enseñó que las enfermedades y los problemas que ocurren a nuestro alrededor son orientaciones de Dios.
No existen padres que deseen hacer sufrir a sus hijos ni que estos pasen por tristezas. A veces los padres les dirigen a sus hijos palabras duras para orintarlos y evitar que sigan un camino errado o peligroso. La fundadora de Tenrikyo nos enseña que debemos creer en Dios como si fuera nuestros padres que nos dieron la vida. Es por ello que nosotros lo llamamos con afecto Dios Oyagami o Dios Padre-Madre en el sentido de que es Dios y a la vez es nuestro padre y nuestra madre. Y Dios Oyagami (Padre-Madre), que es tanto padre como madre de toda la humanidad, nos llama la atención a sus hijos mostrándonos enfermedades y problemas cuando avanzamos haciendo un uso errado del corazón para que no nos desviemos del camino, orientándonos así en la dirección correcta.
No creo que haya nadie que se alegre y le dé la bienvenida a estas enfermedades o problemas. No obstante, estos pueden ocurrirle a cualquier persona. El origen de estos es el uso del corazón, el cual es comparado con el polvo. El polvo es tan ligero que se puede retirar de un soplido, por lo que si su cantidad es reducida, se puede limpiar fácilmente. Pero si lo dejamos por mucho tiempo, este se acumula y, cuando finalmente queremos limpiarlo, es muy difícil hacerlo. El polvo que se acumula en el corazón es igual. Es por eso que Dios nos instruye para que nos esforcemos en retirarlo cotidianamente. Dios no nos dice que no acumulemos polvo. Nos dice que lo limpiemos. Como somos seres humanos a quienes nos permite usar el corazón libremente, sabe que el polvo se irá acumulando. Es por eso que, tal como hacemos la limpieza de nuestra habitación todos los días, Dios nos exhorta a que limpiemos el interior de nuestros corazones cuando el polvo todavía es ligero.
De este modo, si limpiamos el corazón y este se convierte en uno puro y claro como el agua cristalina, los ojos del corazón que hasta entonces no podían ver a través del agua estancada, podrán ver y darse cuenta de la voluntad de Dios contenida en las enfermedades y los problemas que nos son concedidos, es decir, del mensaje que Dios nos envía. Si así lo hacemos, podremos avanzar sin decaer incluso en medio de enfermedades y problemas dolorosos y tristes, y más aun, seremos capaces de sentir alegría y agradecimiento. En cualquier ambiente y circunstancia que nos encontremos siempre habrá algo por qué alegrarnos. Esta manera de llevar el corazón se nos enseña que es «verdadera satisfacción». Si vivimos cada día con el corazón de verdadera satisfacción, nuestros actos diarios cambiarán de manera natural. A partir de ese corazón de alegría cambiará también nuestra forma de vivir hacia una como Dios espera, y podremos dirigirnos hacia el mundo en el que podamos recibir la gran providencia de Dios.
Es así como a partir de un solo uso de corazón se nos muestran diversas cosas.
Por lo tanto, es muy importante la manera en que nosotros los seres humanos usamos cotidianamente el corazón. Como ya les mencioné, nuestro cuerpo es un préstamo de Dios Oyagami (Padre-Madre), y nuestro corazón usa ese cuerpo. Hasta ahora, nosotros los seres humanos hemos hecho diversos descubrimientos y creado una infinidad de cosas utilizando nuestro cuerpo. Como mencioné en un inicio, el vapor y el petróleo, así como la electricidad, los ordenadores, la inteligencia artificial, entre otros, y si regresamos más atrás, cuando empezamos a usar el fuego. Y de igual manera estos descubrimientos e invenciones continuarán dándose en el futuro. Cada descubrimiento e invención es algo maravilloso. Sin embargo, la manera en que los utilicemos depende solo de nuestros corazones. Aunque todo esté conectado con el internet, si el corazón está errado, este no podrá conectarse con la Vida Plena de Alegría y Felicidad que espera Dios Oyagami (Padre-Madre).
Estoy convencido de que nosotros debemos cumplir la función de conectar el corazón de las personas con la voluntad de Dios.
Muchas gracias por su atención.