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"En diez años, han muerto diez mil niños en las fronteras del mundo" #pazsinfronteras

16 Septiembre 2019 - MADRID, ESPAÑA

En el encuentro "Paz sin fronteras", Pietro Bartolo y Hernández García explican los dramas de Lampedusa y de México. Adriana Gulotta habla de la respuesta de las Escuelas de la Paz: "Si estudio, podré responder con palabras"

8200 niños desaparecidos en México desde 2007, más de 1600 niños muertos en el Mediterráneo desde 2014. Son las cifras dramáticas que se han anunciado en la mesa redonda "Los niños quieren la paz", en el ámbito del encuentro interreligioso "Paz sin fronteras" organizado por la Comunidad de Sant'Egidio y la Archidiócesis de Madrid. Pietro Bartolo, el "médico de Lampedusa", que ha visitado a más de 350 mil migrantes, explicando el drama de los niños que mueren en los viajes de la esperanza, ha dicho que "muchos de ellos eran niños vestidos de fiesta, con sus mejores ropas", y ha defendido el trabajo de las ONG que operan en el Mediterráneo: "Me han enseñado que quien salva una vida debe ser considerado un héroe. ¿Cómo es posible que actualmente quienes salvan a náufragos sean considerados delincuentes?".

A su voz se ha sumado la de Anabel Hernández García, periodista mexicana, autora de investigaciones sobre las conexiones entre narcotráfico y Estado y sobre los desaparecidos en su país: "Desde 2007 hasta el 2018 –ha explicado– 8195 niños y adolescentes han desaparecido en México. Son casi dos niños al día, a menudo con la complicidad de la policía, los militares y los funcionarios públicos".
Adriana Gulotta, responsable de las Escuelas de la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio, ha puesto el acento en el tema de la educación a la paz de los jóvenes europeos: "Hay que afrontar seriamente el miedo y el ansia de los jóvenes, sobre todo de los más periféricos y sin oportunidades, que a menudo buscan consuelo en brazos de líderes fuertes, o encuentran desahogo en el sentimiento de competición con los inmigrantes. Lo que refuerza la seguridad de los niños es el sentimiento de pertenecer a una familia y a una comunidad social. Tenemos que cultivar en los jóvenes el orgullo de ser europeos". Las Escuelas de la Paz ofrecen un alfabeto de comprensión y pertenencia: "Si estudio –dicen los niños que van a la Escuela de la Paz– podré responder con palabras".